El ganzo bondadoso y
más sesgado
del fracaso se
arropa demasiado
en el efervescente y
creativo
afilador artista
indiscutido.
Su apaciguado Otoño
y ordinario
de un chasco
inexplicado y en directo,
brillante en el
deleite y retomando
su abandono casual
se mudó al polo
con la mentira que
pagó el culpable,
muy pocos se
marcharon aliviados.
José Pómez