Sí, venimos.
Venimos de amor de la piedad llena de alma
y vamos de regreso humildemente a la vida
despegada del suelo con vuelo de la calma,
con renuncia de tinta que pesa en la acogida.
Y venimos...
Al sufrir por los hijos, y por la luz también
por lo que conocemos y siempre lo supimos,
y venimos a la entrega que sin recompensa
hacemos en la vida hasta que nos dicen ven.
Y venimos...
Somos el clamor, la fuente de un mañana amable,
el rumbo verdadero que lleva a puerto real,
la liviana pobreza el vivo motor más fiable,
o la lluvia de rosas sobre la mar de sal.
Y venimos...
Aunque las piedras, y todos los árboles mienten,
y somos del pasado y los únicos culpables
de todo lo más débil que las personas sienten,
somos la senda y el puente de un mañana estable.
Y nos vamos al amor.
José Pómez
http://pomez.net