Fue la ilusión perdida
el nacimiento de una gran nación
obviada por el gran dictador
perdido el tren los tiempos modernos.
Fue lo que el viento se llevó
cuarenta años de cumbres borrascosas
donde unos vivieron las uvas de la ira
otros vivieron que bello es vivir
Maldito aquel padrino cazador
que impuso el silencio de los corderos
imponiendo la ley del silencio
siempre con la muerte en los talones.
Fue como matar a un ruiseñor
la Psicosis de un pueblo solo ante el peligro
ahora me siento rebelde sin causa
pero siempre desee ser un toro salvaje.
El vértigo del momento
hizo que nunca fuera uno de los nuestros
sus ejércitos fueron como un grupo salvaje
actuando como el mensajero del miedo
Cuarenta años sin novedad en el frente
un mundo implacable de raíces profundas
hemos vivido entre la manada bailando con lobos,
pero por fin el crepúsculo de los dioses llegó.
A la muerte del diabólico tiburón
comenzaron los mejores años de nuestras vidas
nuestro grito de aquí a la eternidad
fue cuando tomamos un tranvía llamado deseo.
Desde ese instante la luces de la ciudad
encendieron nuestra fantasía como un gigante
envidiados por la misma reina de Africa
nuestras sonrisas y lagrimas aparecieron.
En el calor de la noche, gente corriente
gentes de corazón valiente, detuvieron el golpe
que verde era mi valle señora Miniver
fue el espectáculo mas grande del mundo.
Y todo sucedio una noche aquella noche
en que una mente brillante
con la fuerza del cariño y corazón de gladiador
sin perdón, se acabó con el ultimo emperador
Golpes del destino y sus vaivenes
provocaron el retorno del Rey
y nunca mas abrazos rotos por la intolerancia
pero mi quimera del oro, mi república nunca volvió.
