Yo,
que adoro el libro de mi vida
si me salto el capítulo de tu nombre.
Que solo escribo si me dueles
o si me enamoro ocasionalmente de alguna imaginación.
Que simplifico el sentimiento en palabras,
porque ni en noches ni en besos me dejas.
Que ocupo el lugar de mi lado con la mano,
por si llegas algún día,
(y fijate si te quiero, que el olvido me lo pidió
y dije que no).
Yo,
que algún día de estos no me lo pienso,
y te tiró a la cara todas las veces que he pensado en ti;
que siempre cojo el camino que pasa por tu puerta,
aunque nunca tengo ganas de verte;
que haría papiroflexia con todos mis poemas
para hacer el portal de nuestra religión;
que te encontraría en el corazón de mi sombra,
si el mío te echase por conflictivo.
Yo, que al final de todos mis poemas debería firmar con tu nombre.
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