Siempre me gustaron las historias de terror frente a la chimenea, como no tengo fuego que encender, lo sustituí por unas velas, apague las luces y medio abrí la persiana.
En noches como estas los elementos confluyen en propiciar el ambiente perfecto para aterrar a cualquiera, aun así hay que seguir la tradición.
Fuera esta lloviendo, las ramas del árbol que esta justo debajo de casa, golpean con cierto ritmo el ventanal, la luz de la farola hace el resto,difuminando el contoneo de sus hojas en las paredes de la habitación, empiezo a recrearme en un ambiente de autentico suspense,en pocas palabras, a dejarme llevar por la situación.
De espaldas a la puerta,miro hacia atrás y compruebo que la luz blanca de la pantalla dibuja tetricamente mi silueta en el suelo, se que estoy solo en la habitación, mi familia duerme y el relato que acabo de leer me ha dejado un poco trastornado, de muertos vivientes, de aparecidos y desapariciones, buena lectura para la madrugada del día de todos los santos, trato de convencerme que lo leído es solo ficción.
Pero no puedo evitarlo, suelo vivir mis lecturas en todo sus contrastes, hasta el punto de integrarme en ellas, por eso creo estar demasiado sensibilizado esta noche, intento convencerme, no pasa absolutamente nada.
Pero no hay nada lo suficientemente convincente para convencerme. De repente y sin esperarmelo la luz se vuelve mas tenue,mas siniestra si cabe, miro hacia el aparador y me doy cuenta que dos de las velas han acabado por consumirse, el olor a humo sodomiza mis sentidos, para colmo, la farola se apaga, las ramas golpean con mas fuerza si cabe los cristales, como queriendolos romper, las sombras se acentúan, la luna de entre los nubarrones sale a escondidas, dejando caer su luz sin parsimonias, cambiando de dirección las sombras y resolviendo otras nuevas, mi mente se encarga de catapultarlas directamente a esas otras formas extrañas y caprichosas.
Vamos... no seas miedica, me repito, tratando de auto tranquilizarme, no son mas que producto de tu imaginación.
Mientras tanto ese fuerte golpe que acabo de oír, me hace huir de la posible tranquilidad que hubiese ganado hasta el momento, sera la ventana de algún vecino,no tienes por que preocuparte, termina de escribir, actualizas y te vas a dormir, mañana te reirás de la situación.
Pero no, no estoy en disposición de tranquilizarme. Después de ese primer golpe, hay un segundo quizás mas fuerte que el primero, seguidos de otros mas suaves, como si fuesen pasos, que aun pareciendo torpes, se oyen cada vez mas cercanos, sin duda alguien esta caminando, despacio , hacia donde estoy .No es posible, el sueño se apodero hace rato de la familia, te estas dejando contagiar por el relato que acabas de leer.
¿ Que..?
¿ Y ese ruido...?
Vuelve el sobresalto a mis sentidos, esta vez sonó como si alguien hubiese intentado gritar y le hubiesen tapado la boca, como un quejido ahogado. Estoy sacando las cosas de quicio, lo se, pero de nada me vale que vuelva a insistir en tranquilizarme, la puerta de la habitación se esta abriendo, hacia tiempo que iba dándole largas con tal de no engrasarla y ahora, me agradecía no haberlo hecho, su ruido avisaba que alguien entraba en la habitación, ese chirrido al abrirse no me había parecido nunca tan espeluznante como esta noche.
Estoy medio petrificado, la mirada fija en la pantalla, temiendo darme la vuelta, intentando reaccionar. Tersa brisa gélida que recorre mi cuello,sin darme tiempo a concebir ningún plan, no podía siquiera parpadear,cuando de repente sentir como una mano se posa en mi hombro, me saca de mis casillas...
Grito con todas mis fuerzas, arggghhh...¡¡¡
nadie puede oírme, el grito seco, solo se oye en mi cabeza, no sale ningún sonido de mi garganta,colapsada por el miedo.
Tras el primer impacto intento torpemente descifrar con la mirada, como queriendo no saberlo, quien mantiene su mano en mi hombro,me armo de valor y alcanzo de reojo, a ver lo blanquecino de su piel,pequeña y fría la mano que aprieta mi hombro, alzo la mirada ,temiendo lo peor y...
¡¡¡ Papa...!!! No puedo dormir...
Su voz infantil, medio adormecida, hace aflojar de golpe mi cuerpo...
Uffff....¡¡¡
Rrespiro profundamente aliviado, era mi hija iluminada por la blanca luz de la pantalla, con su gatito de peluche, aquel que no dejaba de maullar cada vez que se le apretaba la barriga, la abrazo fuerte, agradecido, por haberme salvado, de la peor de mis pesadillas mientras las luces y sombras siguen girando a mi alrededor...