A Quique Barrionuevo, corazón de mar.
Yo pongo la cerveza, tú compra los gusanos,
coge la caña de tu padre, la que nos traía suerte.
Como siempre a las cuatro, hermano.
El puerto, el olor del petróleo sobre el agua, tu corazón, la mar...
Nunca pensé que la puta muerte, tuviese tanta prisa con alguno de nosotros.
Que miserable !
Que salvaje !
Que dolor más grande !