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sábado, 11 de agosto de 2018

La cerradura de Sergio

La cerradura de Sergio

Sergio vivía en una pequeña habitación. Se levantó a eso de las siete como solía hacerlo habitualmente. Se lavó y desayunó. Puso la llave en la cerradura para intentar abrir la puerta. Pero esta se trabó. Probo varias veces mas y nada. La llave no giraba. No sabía que hacer. Se quedó encerrado. Nunca le pasó algo así. Era la única puerta que daba al exterior. Ventanas no tenía. Solo un pequeño postigo en una pared del baño. Tampoco había portero. Era un tercer piso a contrafrente de un PH. 

Seguía probando pero era en vano. La cerradura no se movía. Sus padres eran los únicos que tenían otro juego de llaves. Pero no estaban. Habían ido a Madrid a visitar a su hermano que vivía allí hace años. 

No tenía el número de ninguna cerrajería. Se puso a buscar por internet. Dio con algunas. Llamó. En varias no le contestaron. En otras los cerrajeros le decían que estaban ocupados y cuando tenían tiempo libre irían. 

Las horas pasaban. Se comunicó con el negocio de ropas donde trabajaba avisándoles de su ausencia.
Ya por la noche seguía todo igual. Intentando sin suerte abrir esa puerta. Ninguno de los cerrajeros que llamo se acercó. Estaba enfurecido. Comió algo, tomó unos tranquilizantes y se  fué a dormir. 

La mañana siguiente lo encontró a Sergio con la misma lucha. La cerradura y la llave que no giraba. Desconocía otra manera de actuar.  Así que intentó llamar a varias cerrajerías mas. En las que respondieron les dijeron lo mismo que la jornada anterior. Algo similar hizo con sus amigos mas cercanos. Los cuales a veces se juntaban para jugar al fútbol, los Sábados a la noche tomar algo en un bar y luego ver que onda, o los domingos a la tarde para jugar a la playstation, al TEG o a las cartas. 

Preparo mate para calmar los nervios. Otro día encerrado. Sin trabajar. Otra vez llamar para avisar que no iría. Luego prendió la tele intentando distraerse pero no lo conseguía. Caminaba de un lado a otro. Del living donde tenía el televisor a la pieza. Se sentaba en la cama, en la silla del escritorio donde estaba la computadora. Miraba algo en ella y después iba al baño. Se mojaba la cara y luego la cocina. Comiendo cosas que tenia en la heladera o alacena. Desde queso o frutas hasta caramelos. Acompañado con gaseosas mas el mate que se había hecho. Para terminar frente a la puerta intentando en vano ver si abría. Por un instante Sergio pensó en escapar por el postigo que se hallaba en la parte superior del baño.  Pero enseguida descarto esa idea. Debía romper el vidrio o la manija con la que lo abría o cerraba. Aparte por el tamaño ni siquiera podía entrar su cabeza.

Al otro día lo mismo. La llave que no giraba. Solo que Sergio lo tomo con mas calma. Se iba acostumbrando. Llamó a las cerrajerías y escuchaba las mismas historias. Que estaban con mucho trabajo y apenas se desocupaban irían. Estuvo con la computadora un rato. Miraba videos en youtube, leía cosas. Tambien veía lo que subían sus amigos en facebook. En la calle, tomando algo, haciendo alguna actividad, paseando. Y él ahí encerrado. Se acostó. Pensaba hasta cuando seguiría así. O en las cosas que dejaba de hacer. Trabajar, ganarse el sueldo. Incluso tantos días temía que lo despidieran. Luego al atardecer pasaba unas horas en el gimnasio. Con exepción de los Martes. Día en que iba a jugar al fútbol con varios amigos en una cancha ubicada a pocas cuadras. Hasta quedarse dormido.

Al despertar Sergio vio que eran mas de las cuatro de la tarde. Para merendar sacó el ultimo yogurth que le quedaba acompañado con galletitas. Despues quiso lavar la ropa. Pero se acordó que no le quedaba mas jabón. Seguía probando si la llave abría y nada. Lo mismo de siempre.
Se tiró de nuevo en la cama. Intentó leer algo pero no tenía paciencia. Pensaba que a sus padres todavía le faltaban mas de diez dias para volver de Madrid. Seguramente Federico, su hermano les presentaría a su novia española. Con la que convivía hace cinco años. El hacía siete que se radicó allí. Estaba por cumplir 34. Tres mas que Sergio. Después fue al living. Encendió la tele. Miró las noticias. Lo que pasaba en la calle, en la ciudad. En el país y resto del mundo. Un mundo exterior que Sergio lo veía cada vez mas lejano. 

A la noche se preparó los últimos churrascos. Luego permaneció hablando por watshap con algunos amigos. Les repetía su actual estado. Estos volvían a decirle que si bien sabían de alguien le avisaban. Aunque tambíen esta historia les resultaba un poco incrédula. 
Se acostó otra vez. Recordó que el día siguiente es sábado. Que a la noche debía ir al cumpleaño de un amigo. Pero aún se hallaba encerrado. Lo que lo llenó de angustia. De pronto le vino la imagen de Melina, su ex pareja. Con la cual convivió hasta hace dos años. Pero como ella era de Tucumán y su madre estaba enferma decidió volverse a su provincia. 

Al levantarse a la mañana Sergio cuando desayunó acabó con las galletitas que le quedaban. Y de nuevo la misma rutina. La llave y la cerradura que no gira. La bronca y desesperación que le resultaba esto al principio paso a transformarse en depresión. Ya no se bañaba o afeitaba. No se quitaba el pijama. De a ratos caminaba de un sitio a otro para terminar siempre en la cama.  

De este modo se le iban pasando los días. Cada vez le quedaban menos cosas para comer. Ya no tenía carne, yogurth, frutas ni galletitas. Ni sabría cuando podría salir a comprar mas. 

72 horas mas tarde Sergio amaneció con chuchos de frío, sed, y un fuerte dolor de cabeza. Caminó al baño para buscar un analgésico y tomar agua. Notó que también le dolía la espalda las articulaciones. Volvió a la cama. Se midió la fiebre. Tenía mas de 39 grados. Busco por internet algún numero de salud de emergencia. Les dijo sobre su estado. Les respondieron que verían como harían por el tema de la cerradura. Se dirigió a la puerta. Empezó a pegarle patadas, piñas y gritar. Tanto que cayó desmayado sobre el parquet. 
Recién despertó a la noche. Notó que se hallaba en una clínica. Acostado en una camilla y con suero. Gritó. Vino corriendo un enfermero. Le dijo que lo trajeron en ambulancia. Estaba débil y con un avanzado estado gripal. Aparecieron dos enfermeros mas. Le explicaron que debieron llamar a los bomberos para romper la puerta mientras él se hallaba inconciente en el piso. Y su estado ira evolucionando a medida que vaya recibiendo líquido y alimentos.

 
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