Parte de la lealtad y el mismísimo vientre
el tesón y la fuerza reforzada en las torres
qué recuerdo pesado no inclina la balanza
qué pasaje combado suspira por tus pasos
prolongándose acacia y risueño desde siempre.
A más tardar ni aspecto ni orilla de los nombres
sino el lápiz friolero anticipando al invierno
–donde la balda forma la corriente del lirio–
el aire de las tardes que siempre afloja el agua
y así lo miento vivo y tan habituado al clima.
Gastaba los luceros flacos entremezclados
el pobre y aún más pobre de los jamás pobre
aventurado en pausa desde una vocal de hielo
otra vez al delfín de la forma certera
yo balanceo en tus ojos captura del tiempo.
José Pómez