Hasta no hace mucho, era común en muchas discusiones o
debates políticos escuchar por parte de los defensores acérrimos y a ultranza
del gobierno, los soldados de Néstor y Cristina, (todavía no entiendo como un
progre puede enorgullecerse de ser soldado, o bahhh sí lo entiendo)“la juventud
maravillosa”, hasta algunos intelectuales iluminados con par mil y lecturas de
Laclau, Forster y González, la siguiente expresión : “que querés? acaso querés
volver al 2001?” como una especie de recordatorio o amenaza ontológica o
metafísica al mejor estilo de amenaza para niños “ahora vas a ver cuando venga
tu padre”, ante lo cual el niño supuestamente casi por arte de magia se
tranquilizaba y esperaba como mínimo unas caricias correctivas del cinto, y en
el caso de estas discusiones políticas la persona que intentaba hacer una crítica
al gobierno debía sentir una especie de culpa sagrada por su desagradecimiento
ante la bonanza y la panacea del supuesto crecimiento económico, para muchos
monoargumento para refutar casi cualquier cosa y acallar otras, cuando ni
siquiera pueden diferenciar este término del de desarrollo.
Expresión que por otra parte es una falacia tan grande como el
distrito federal de méxico o el país“mais grande do mundo”,
(Brasil, obvio), ya que obviamente si comparamos cualquier
situación “x” con el peor de los estados o situaciones sociales, con “el caos”
o la cuasi guerra civil o desintegración social, esa determinada situación “x” siempre
va ser mejor, o sea que no es un parámetro válido de comparación. Menem ya
había intentado esa estratagema anteriormente cuando subrepticiamente y no
tanto trató de instalar “O YO O EL CAOS”.
Pero tanto machacaron una y otra vez a lo largo de estos
años “el 2001, el 2001”
“acordate como estábamos”, creyendo que era algo que estaba muy lejos, que
nunca más podemos o podríamos volver, pero sin embargo, salvo por ciertas y
determinadas cosas estaba y está mucho más cerca de lo que muchos “creyentes y
fundamentalistas políticos” (o también curados de espanto y dolor por las
innumerables veces que la democracia representativa los había traicionado una y
otra vez y querían ver un océano donde como mucho habían algunos que otros
oasis) querían creer que estaba y está, a las pruebas me remito, diciembre de
2013, saqueos, inflación, cortes de luz y de agua, desmadre social y muertes.
El 2001 estaba a la vuelta de la esquina, y no precisamente
tomando un fernet tranqui con los amigos, conversando y sonriendo, y tanto y
tanto se lo nombró y fantaseó que es la profecía autocumplida, la dirigencia
política lo único que hizo esta última década, casi en general como desde que
volvió la democracia fue barrer y poner bajo la alfombra todos los problemas
sociales gravísimos que hay en el país.
En 2 o 3 semanas la década ganada se esfumó como se esfuma
un billete de 100 pesos en estos días o algún deudor de mala fé, y no solo una
década sino ya 30 años de democracia que no solucionan los problemas más
básicos de millones de argentinos.
En la primavera alfonsinista Ignacio Copani, ahora devenido
en trovador oficial del gobierno, como casi todos los artistas, decía “lo atamo con alambre lo atamo”, esta película
ya se vió más de una vez, es el mito del eterno retorno, la argentina “sísifica”,
pasaron casi 30 años y con algunas diferencias otra vez estamos con saqueos,
inflación, cortes de luz, etc. etc. etc. y lamentablemente no es solo una
película de Kubrick.
La odisea estaba más cerca de lo que muchos pensaban, bastó
que llegue diciembre y que la gente trate de protegerse del calor, y se caiga
en la cuenta de que este es un país atado con alambre y retórica de ciencia
ficción.