Pensando en la oscuridad,
mis problemas y sus por menores,
de compañera tengo la soledad,
lo que hace surgir de abajo de la cama mis temores.
Temores quizá infundados,
sin base en la cual se puedan sustentar,
pero la remembranza de tiempos pasados,
a veces me hacen temblar.
Por esos mounstros del ayer,
aquellos que tuve muy cercanos en la vida,
todas las barreras que tuve que romper,
las cuales hicieron mi existencia sufrida.
Fantasmas que el tiempo se ha llevado,
pero que en mi dejaron su huella
y aunque los he superado
tengo presente la época aquella.
Espectros nacidos de la ignorancia,
de situaciones que se salieron de control,
debido al exceso de tolerancia
o porque ahogaba mis penas en alcohol.
Trasgos ocultos bajo la alfombra,
amenazantes con regresar,
del presente son mi sombra
y no lo puedo evitar.
Espíritus que acongojan mi mente,
alterando mi corazón,
atacándome alevosamente
cuando encuentran la ocasión.
Y aunque es mucho el acecho,
nada han podido conseguir,
porque guardo en mi pecho,
un corazón fuerte que por mi musa ha de latir.
Con quien comparto mis emociones,
mis dichas y sinsabores,
construyendo sueños e ilusiones
y pintando un futuro lleno de colores.
Pero cuando me encuentro solo
allí empieza el problema,
me convierto en un pipiolo
y mi existir se vuelve un dilema.
Aun así sigo animado
pues se que forje mi propio destino,
seguro de que ando con Cristo a mi lado