El sentimiento que compartimos está lleno de facetas,
que es imposible dejarlas de lado,
y aunque nunca hemos necesitado de caretas,
ha sido difícil conseguir lo que ya hemos logrado.
Si nuestro amor se pudiera retratar,
seria algo maravilloso
cuantos cuadros podríamos formar,
con imágenes de un cariño frondoso.
Porque hemos sido remanso de paz,
con cascadas de sinceridad,
donde ha muerto la soledad
desde que a mi lado estas.
Somos como furiosos volcanes activos
cuando nos entregamos a la pasión,
en erupciones de sentimientos colectivos,
que acentúan mas nuestra relación.
Pero también como la mar en calma,
en silencio prestos a escuchar,
cuando nuestros hijos desnudan su alma
porque su confianza nos hemos sabido ganar.
Sin embargo podemos convertirnos en tifones,
capaces de cualquier obstáculo derribar,
con tal de defender a nuestros retoños de tantos bribones,
que en este mundo se pueden encontrar.
Tu y yo somos como las nueves en el cielo,
como las flores y el néctar,
compartimos un anhelo,
reinventamos juntos la palabra amar.
Si viéramos al pasado
observaríamos un verde follaje,
de todos esos árboles de amor que hemos sembrado
y que hoy heredamos a nuestros hijos como su linaje.
Somos ríos de sabiduría,
formados por nuestros años de pareja,
donde no todo ha sido alegría
pero la tristeza dejo su moraleja.
Quizá nuestra vida sea como las montañas,
con cuestas y pendientes,
pero nunca inclinados a las carrañas
que en el matrimonio pueden estar presentes.
No digo que somos perfectos
pues alguna vez nos hemos de equivocar,
pero somos del grupo de selectos,
que saben sus errores aceptar.