Él…
He visto tu sonrisa en los labios de otra mujer…
He acariciado sus pechos buscando el tacto de los tuyos,
penetrando en otra cueva de calor y cariño
sin encontrar el mismo abrigo.
He mirado desde el cielo la fastuosidad del acto
que su boca recreaba en mi cima
recordando cuando tú lo hacías.
Cabalgué junto a otra mujer
y su trote no alcanzaba al mío
como cuando tú cabalgabas conmigo.
He intentado abrir los ojos para no verte,
he sellado mi boca para no nombrarte
y he desembocado en otro río de tanto añorarte.
Ella…
Quiero guardar tu reloj y parar el tiempo…
Quiero perderme en el desorden de tu habitación
entre tus sábanas arrugadas que aún conservan tu calor
junto a las caricias que en mi dejaste.
Beber de tu pensamiento ardua y desesperadamente,
bajando y subiendo por las curvas de tu cuerpo
como tiovivo inquieto.
Volver a probar el pecado que encierran tus labios
de besos entregados en la intimidad,
aquellos que robé sin quererlo.
Después de hacer tuyo mi veneno,
de enredarme en tus deseos,
escucharé atenta como a otra nombras en nuestro lecho.
He visto tu sonrisa en los labios de otra mujer…
He acariciado sus pechos buscando el tacto de los tuyos,
penetrando en otra cueva de calor y cariño
sin encontrar el mismo abrigo.
He mirado desde el cielo la fastuosidad del acto
que su boca recreaba en mi cima
recordando cuando tú lo hacías.
Cabalgué junto a otra mujer
y su trote no alcanzaba al mío
como cuando tú cabalgabas conmigo.
He intentado abrir los ojos para no verte,
he sellado mi boca para no nombrarte
y he desembocado en otro río de tanto añorarte.
Ella…
Quiero guardar tu reloj y parar el tiempo…
Quiero perderme en el desorden de tu habitación
entre tus sábanas arrugadas que aún conservan tu calor
junto a las caricias que en mi dejaste.
Beber de tu pensamiento ardua y desesperadamente,
bajando y subiendo por las curvas de tu cuerpo
como tiovivo inquieto.
Volver a probar el pecado que encierran tus labios
de besos entregados en la intimidad,
aquellos que robé sin quererlo.
Después de hacer tuyo mi veneno,
de enredarme en tus deseos,
escucharé atenta como a otra nombras en nuestro lecho.
Echado sobre mi vientre descansa su aliento
exhausto de besos y abrazos
esperando un nuevo respirar para volver a empezar.
Tú y yo…
Esperar la locura de unos besos sin amor,
un encuentro casual con unas caricias robadas
y unos deseos sin controlar.
Al llegar la noche olvidaremos que dejamos atrás
esperando que al despuntar el alba
nuestros cuerpos puedan descansar.
Autora: Mari Carmen Marín.
http://algoqueleermc74.blogspot.com/2012/01/mirando-al-pasado.html
