Fugaz en manos como niebla hueca apantalla
los errores del vuelo de la lenta osadía,
el horror que se pierde en zona es la lejanía
de visibilidad de los rostros de batalla.
Cumbre borrosa de mano seca propulsora
observable con tarde de libro de espigados
que exploran el cañón impreciso y obstinado
en la configurada biblioteca de ahora.
¿Dónde importa la tierra el viento y hasta la calle
indivisible como la molécula experta
de algunos de vosotros que se encuentra en la puerta
con el leído gesto, o el escrito detalle?
Con sus cuerpos de viento y enfrentando sarmiento
del cante terminado que nace entre la escuela
del vértigo engendrado y la tierra del talento
narra con lengua del este antojo de gacela.
José Pómez