Estaba muy tranquilo tomando una cerveza,
pensando en sus problemas, tratando de olvidar,
cuando de pronto se oye un ruido y se levanta de la mesa,
porque una densa nube de humo, ve del aire brotar
De la humareda, blanquecina, sale un genio de golpe,
que saluda a nuestro hombre muy serio y muy formal,
le dice:"soy tu esclavo, tu manda y yo obedezco,
tú pídeme un deseo, que yo lo haré verdad"
Asustado y nervioso, muy serio se quedaba,
ante aquellas palabras que acaba de escuchar,
aunque estaba hecho un lío, el pensaba y pensaba,
¿que le pido yo al genio que a mí me guste más?
¿Riquezas? no las quiero, que solo traen problemas,
¿mujeres? no interesan, que se quieren casar,
¿ser un terrateniente? no merece la pena,
le diré que me arregle mi problema sexual
Y mira serio al genio, que ya espera impaciente,
a ver que manda su amo para hacerlo verdad,
va vestido de moro, con espada y turbante,
observando a la gente que lo mira al pasar
Y le relata el hombre la causa de sus penas,
el tamaño que tiene su órgano genital,
pequeño, casi enano, ese ha sido el problema,
que siempre le ha impedido hacer vida sexual
¡Quisiera que mi pene me llegara hasta el suelo!
dice por fin sonriente, viendo al genio, que va,
desenvaina su espada y da dos tajos secos,
seccionándole las piernas por la ingle y ya está
Su cuerpo, torpemente, cae al suelo de golpe,
las piernas por un lado, el cuerpo, más allá,
pero como él quería, sus penas terminaron,
al fin se ha terminado su problema sexual
Dos lágrimas resbalan por sus blancas mejillas,
¡con lo feliz que él era sentado en aquel bar!
tan tranquilo que estaba tomando su cerveza,
pensando en sus problemas, tratando de olvidar
Pero aún le queda aliento de pensar seriamente,
¿cual ha sido su fallo? ¿que error ha cometido?
la duda le corroe ¿que es lo que habrá hecho mal?
se desangra enseguida, la vista se le nubla,
Su muerta ya es segura, no se puede evitar,
y a través de la gente, ve al genio,
que al marcharse, va diciendo:
"lo siento, tú no sabes mandar"
a. jurado
