Balada al hombre desconocido
Balada a un hombre perdido,
desesperadamente aferrado a un poste que tambalea,
intentando recordar su nombre,
arrastrado por la marea.
Balada a un hombre herido
que persigue hojas secas que revolotean.
Alguien debería decirle
que ya ha acabado el desfile,
que están cerrando el teatro
y no va a haber canciones nuevas.
Pero nadie se atreve a hablarle,
todos temen que se desplome y desaparezca.
Balada a un hombre atormentado,
azotado siempre por la misma tormenta
que le persigue sin tregua, allá donde valla;
entre sus manos se le derrama el tiempo
que nunca vuelve y siempre le duele.
Balada a un hombre desnudo;
temblorosamente se apoya
en la fría estatua de mármol;
descalzo, turbado,
improvisa un triste poema
sobre la pérdida, el abandono
y la noche perpetua.
Balada al hombre
perdido, herido, atormentado y desnudo,
que atraviesa la calle tambaleante, aturdido,
bajo un manto de lluvia;
aunque nadie lo conozca
canto por él y por su pena.