Postrado en mi cama
el tiempo pasa lentamente,
las estaciones no se detienen
pero mi vida sí.
En esa posición miro el techo,
visión única pero no exclusiva
que me hace perder la esperanza,
sin creer en la existencia.
Aquí tumbado,
con alguien a mi lado
que como si fueran mis manos
me cuida y me asea,
es parte de mi,
los dos somos uno.
Confesor por motivos
de mis pensamientos y preguntas,
de la verdad y de la mentira
en definitiva de mi mismo.
El silencio se espesa y endurece
en mi habitación al preguntar….
¿Por qué estoy aquí? ,
¿Qué he hecho?,
preguntas sin respuesta.
La vida pasa y yo quisiera quitar,
más mi cuerpo inerte,
simplemente es cuerpo,
el espíritu se fue,
ese día que cambio mi vida,
ese día que deje de ser.
Esperanza perdida,
en este mundo infeliz,
esperando la huida,
esperando la muerte,
esperando dejar de existir.