Amada mía, ten conmigo dulzura, ternura…
Calma poco a poco tu fiebre pasional;
la amante, deja de tener su momento virginal
entregándonos en un abrazo fraternal.
Sé mi desaliento, regálame caricias mimosas;
yo elijo los espasmos que de mí arrancas,
el susurro de tu dulce y pura mirada,
y unos besos que guardan la mentira callada.
Anuncias como enloquezco tu corazón
gritando en tu sangre tormentos de lujuria;
deja salir a la fiera lasciva encerrada en tu carne,
que en mi pecho descansará tu aliento;
júrame dulces palabras que olvidarás mañana
y hasta el amanecer lloraremos juntos, mi amada.
(basada en el poema “Lasitud” de Paul Verlaine)