Con los sentidos cansados
cada noche arrastro
la coraza que hace
a mi mente débil, el ente
físico que me
identifica.
Instantes en los que parece
la vida una película, con detalles
surrealistas indicando un destino
al que a veces veo
bastante sentido.
Escribiendo siento
a la poesía salir sola
de mis adentros; observando
como caen
las hojas en otoño, padeciendo
el frío del mas cruel
invierno.
A pesar de haber aprendido
no puedo decir que sepa, mi
pregunta y la de otros:
¿quién sabe?
Yo me entreno
analizando constantemente
el posible por qué
pero
mi cerebro
empieza a estar cansado.
A veces me pregunto
si será
a la larga algo rentable
creer
que la multitud se detendrá
y pensará, durante
un instante, el destino
de los sueños
frustrados.