Desde la solitaria taberna del mar
Escucho el canto de los océanos
oigo lejana la dulce balada del mar
historias de gallardas fatigas marineras.
Frente a la botella que embriaga los recuerdos
Convaleciente de cicatrices hostiles del alma
Evocando retratos de rebeldía adolescente
Nostalgia a la luz de las velas en la taberna del mar.
En las noches de galernas de hierro
Cuando la luna se recuesta sobre la mar
Y las calmas olas embravecidas lloran
Oigo las voces de los hermanos extraviados.
Miro la botella, a través del hermoso cristal
Navego por los últimos océanos de la vida
No más dóciles que las mareas de juventud
Inmisericorde gaviota que muere en la arena.
A veces la mar se ríe
Flotando remolinos de espuma
Galopando las olas sobre la tristeza
Madre hermosa eres, mar mía
Atrás quedaron mujeres hermosas
Atrás quedaron amores perdidos
Atrás quedaron gozos y sombras
Por la mar solo por la madre mar.
Adoro como aman los marineros a su mar
Añoro las arenas bajo mis cansados pies
Cuando las olas hendidas por mitades
Ofrendan el fruto de su vientre cansado.
Ya solo soy un hombre de la lejana orilla
deambulando entre tempestades de tinieblas
Sollozando por los abismos desgarrados
Soy como el viejo olivo que escucha la mar.