Entre los convocados,
mi cuerpo,
ligado a expediciones extraviadas
suena en ciertos rincones,
con el implacable acento
de mis lecturas y las vendas
del amor y la lejanía.
¿Qué será el país de los versos?
Poblado de criaturas efímeras,
ciénagas y carnosos
pasos de fulgores,
hablan de pueblos ásperos,
lento polen de voluntades
arrastrando jinetes y naranjos,
asumen el testigo
de sombras entrañables.
Pertenezco a las barracas donde latí,
al esplendor del instante
suspendido en la belleza fugitiva
y al cortejo errante de voces,
lenguas dolientes
en baños de olvido,
apertura
donde las golondrinas se detienen.