Calles largas e indecentes
desnudan la sombra de
la lástima.
Se quiebran en silencio
las voces
de los cuerpos
forjados en el grito.
La nube del pasado
inicia ruta del ascenso.
Las arenas cautivas
elévanse con ella.
Las arenas cautivas
elévanse con ella.
Lluvia.
Viento.
Silencios.
Después de andar desconectados,
al fin, al cabo, por respuesta,
la sonrisa que no puede ya negarse,
la práctica que corporiza
las ideas,
el abrazo sin vacíos,
una lógica alegría
ante los ojos
la esperanza que no muere