Mira cielo, con la atención de la golondrina
apoyada en mi hombro vence Dios todos mis miedos,
de soledad sin rosa, sus pétalos me besan
al cordero allegado en el más improvisado
me encanta cuando vamos y más cuando venimos.
No sufre el eje de la tierra el peso de nuestros
corazones prendidos en orbitas eternas
con la certeza de tu ventana y observándola
la estrella se figura en peligro tan idéntico
como el ruiseñor en la noche del fondo oscuro.
Y memoriza el rumbo que puedes anotarlo
sobre el cristal brillante de buena aguja inquieta;
para no perder la voz de la redibujada
aurora que regresa tarde hasta el veo todo
del miro y creo en los paseos a la salida.
Rodeada amanece tu casa con las flores
que piden insistentemente todos tus mimos,
los lindos cantos de pozos alegres retoman
los brazos con las manos y las caras del mundo
el color luchador destierra pronto al soberbio.
Comprime al necio y alegra al triste solitario
con un sencillo verso ¿qué espejo lleva tres
nombres pensados como la eternidad escrita?
Como la alternativa solución verdadera
con mi única lectora alba que aún no se ha marchado.
Es posible el destello entendimiento conmina
el panorama hermoso erguido con el amor
dulce de gala y de rueda desde este abordaje
fiero en el que quedé raro y tan desarbolado
estoy perdido en ti linda sabes que te quiero.
José Pómez
http://pomez.net
viernes, 16 de mayo de 2014
Mira cielo, con la atención de la golondrina
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
