Inspirado en “Derrota” de Rafael Cadenas y “Victoria” de Miguel James
(poetas Venezolanos)
A Víctor Apóstol, dueño del sextante y la brújula, tan perdido como yo
Sfumatto
Yo, que si tuve oficio a veces, y otras no
que ante competidores fui débil, y a otros destrocé
que perdí los mejores títulos y gané a pulso el de humano
que apenas me cambié, quise regresar y no pude
que fui escarnecido e hice de reconocer al vilipendio profesión de fe
que me agarré de las paredes y postes y aun así conocí lo que es caer al vacío, y levantarme
que reí de otros, de mí, del mundo, y sentí la risa de ellos sobre mí
que fui celebrado por artífices de las bellas letras, otros, me mandaron quemarlas, y no me importó
que pregunte si ser útil es lo bueno, y me escupieron
que supe dar y me enseñaron a quitar
que nunca aprenderé a hacer una obra maestra,
más tengo la osadía del ignaro y el fuego del creyente, lo atesoro, y no morirá¡¡
que abandoné, fui abandonado y de nuevo encontrado
que me avergüenzo de los actos cometidos, de los que no cometí, y a veces no me avergüenzo en absoluto por nada
que he corrido por las calle, y loco de dolor he trepado a los techos
que he perdido mi centro, y lo he hallado de nuevo, usando el astrolabio de mi alma
que he sido burla, menesteroso del amor y finalmente olímpico en victoria
que me canse de recibir consejos y de darlos
que nunca viaje por flojera
que recibí favores sin agradecer y los hice sin esperar nada a cambio
que anduve por la bruma, regresé por la calle y viví en los campos
que me deje llevar por otros, a veces los llevé a ellos y otras fui soberbiamente solo
que tengo personalidad y la aparté cuando fue necesario, difuminándola como en un cuadro del divino Leonardo
que nunca escondí mi rebelión, pero a veces me escondí por frío
que no me siento Luz de mi Nación, porque aún combato para mantener mi propio fuego
que luche, lucho y lucharé hasta mi último aliento, sin tregua, sin descanso
que sé mi historia, me la escribí yo mismo, y por honesto no borro algunos capítulos
que no aguardo el retorno de nadie
que he vivido más de treinta años en el mismo sector
que me sentí prisionero, y fui libre, y prisionero de nuevo
que siempre luche contra la inutilidad y ahora siento que mi luz está amurallada
que lloré sin vergüenza, con brusquedad de hombre, y pude exhibir risa de niño
que me arruiné, y fui próspero, y conocí la codicia, y la cambié por un libro
que me siento lo que soy porque nadie vence a su esencia
que no me gusta lo inmóvil, pero la prisa me enseño a ser desprolijo
que a pesar de todo fui capaz de humillarme con la forma del agua que se amolda
que nunca me creí predestinado y mi aspiración fue ayudar y nada he logrado
que usé corbata, me ahorque con ella y la deseché por eso
que perdí mi cuerpo, lo encontré, y lo perdí de nuevo
que he mentido, me he arrepentido y con el lodo de luz de la mentira más bella aprendo a construir
que sé que siento, pienso, amo, luego existo
que he sido a veces más listo que el hambre, otras, más tonto que el tedio
que he tenido relámpagos de luz bella y me han apagado la Luna de repente
que jamás dejé de amar a las orquídeas
que a nadie rechacé por ignorante a pesar de haber sido muchas veces recibido como tal
que si me case, tuve hijos, me divorcié y me volví a casar
que al fin pude reconocer al color de un alma entre millones y
gracias a ello fui amigo de delfines y caballos
que perdí a mis afectos temprano, conozco de sobra el profiterol de mi abdomen,
no me gustan los espejos, bailo merengue porque me encanta y
me declaro partidario a ultranza del amor;
Les digo:
¡ no me rendiré !
Soy contumaz
que aún a mi hora cincuenta soy capaz de aprender y pienso seguir así toda la vida
(Lo que me resta de ella)
