se me ha anudado
el alma en la garganta,
el viento,
testigo invisible
de mis horas arduas,
a escamado mi piel
con ayuda de arena y sudor
mis manos,
casi echan raíces
de tanto apretar la tierra
mi llanto,
se ha hecho cascadas en mi interior
para no mendigar compasión,
el sufrir,
se ha convertido
en un rostro tosco
y de ceño fruncido,
como enfrentando el dolor,
la espalda encorvada,
por el peso de los silencios,
los ojos,
astillados de ver,
como la noche muere
con la daga del amanecer,
y mi pluma entintada de sangre
de mis cansancios interminables,
estampa esta historia
a puro sentimiento,
sin saber de palabras elegantes
ni de rimas apasionadas
...tan solo de vida
viernes, 15 de julio de 2011
versos de vida
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