en mi jardín del amor,
era hermosa y la cuidaba
y era un placer contemplarla
por su brillo y su color
Yo la amaba con esmero,
mimándola con pasión
y en mi corazón nacía
con una inmensa alegría
un gran y tórrido amor
Era la envidia de todos
y si a mi jardín pasaban
me miraban con maldad
y yo me sentía orgulloso
de que aquella flor tan bella
fuera de mi propiedad
Pero pasó una mañana
que al verla bella y lozana
aquella mano inhumana
de mi jardín la arrancó
Y mi rosa, poco a poco,
murió en manos de aquel loco
que al verla mustia y sombría
al suelo la tiraría
mientras yo moría de amor
¡Tanto cuidar a la rosa!
¡tanto amor como le di!
con el tallo medio ajado
este pobre enamorado
se quedó sin su jardín
a. jurado