Hoy quisiera despedirme
de un amigo que se ha ido,
que era muy buena persona
y amigo, como en la vida,
no acostumbran a haber dos.
Quizá es por eso, que Dios,
para intentar ser como él,
se lo ha llevado consigo,
para copiar las virtudes
que mi amigo nos brindó.
El ya temía por su vida
y a causa de fumar tanto
y a causa de fumar tanto
una enfermedad muy grave,
poco a poco lo ha vencido
y aunque sabíamos con tiempo
que eso es lo que iba a pasar.
El dolor ha sido inmenso,
porque al saber la noticia,
llorando por la emoción
e invadido por la pena,
se me ha roto el corazón.
Que Dios lo acoja en su gloria.
Yo acompaño a su familia
en el momento peor.
Y desde aquí le prometo
recordarle con cariño,
porque siempre lo he tenido
como al amigo mejor.
a. jurado
